La autoestima es una de las demandas más habituales en terapia, muchas de las personas que vienen a consulta quieren trabajar en ella ya que sienten que es la causante de parte de su malestar. Sabemos que la autoestima tiene que ver con uno mismo pero ¿qué es exactamente?
Existe la creencia de que tener buena autoestima significa quererte mucho, o que te guste todo de ti, o saber cómo gestionar las cosas para que no te afecten, rayarte poco y ver siempre el lado positivo de la vida. Y no tiene que ver tanto con esto. Tampoco es cierto eso de que cuánta más autoestima tengas, mejor. Una autoestima desequilibrada (tanto por arriba como por abajo) puede llegar a ser desadaptativa y generar malestar.
Pero entonces, ¿qué es la autoestima?:
Aunque el término “estima” significa “amor” “aprecio”, en el concepto de autoestima, “estima” hace referencia a estimación, es decir, a la estimación que me doy = el valor que me doy.
¿Y cómo sé el valor que me doy? Esto se ve reflejado en la relación que tenemos con nosotras mismas. Cómo toda las relaciones, si es tormentosa o tóxica, me hará daño y me generará malestar. Si la relación que tengo conmigo misma es sana, será más fácil sentirme segura, sobrellevar las adversidades de la vida y encontrar paz.
Si exploramos más a fondo la relación que tengo conmigo misma, podemos encontrar:
- Cómo me percibo: la evaluación que hago sobre mí y el concepto que tengo de mi misma.
- Cómo me acepto: ¿reconozco mis luces y sombras y las acepto como parte de mí o por el contrario tiendo a rechazarlas?
- Cómo me trato: ¿me permito ser, estar, sentir o no me hago caso, ignorando mis emociones? En el trato está también la manera que tengo de hablarme, el juicio o la crítica que emito sobre mí ante cualquier tema.
- Cómo me respeto: de qué manera atiendo a mis necesidades e intento priorizarme para no dejarme en segundo plano, es decir, cuánto me tengo en consideración.
- Cómo me estimo: (aquí sí, estima como afecto). Aprecio y admiración por lo que soy.
Y todo esto, formaría nuestra autoestima.
Hasta aquí, el concepto puede parecer algo simple al tratarse de “yo, relacionándome conmigo misma” pero amiga… la cosa se complica porque “tú, contigo misma” vives en un contexto dónde hay más personas, cada una con sus intenciones, formas de interaccionar y errores humanos. Además has vivido y vivirás experiencias algunas agradables, otras nada bonitas y todo esto influye directamente en la autoestima. Por ejemplo, un fracaso, un despido laboral, una ruptura de pareja, cometer un error, herir a alguien, que alguien me hiera, vivir un rechazo… son circunstancias que pueden influir en la valoración que tengo de mí mismo. Si bien es cierto que muchas de ellas son situaciones ajenas a mí que no puedo controlar, existe una parte de la que sí puedo hacerme cargo, ya que si depende de mí: cómo me relaciono conmigo mismo cuando vivo alguna circunstancia desagradable, es decir, cómo me percibo, cómo me trato, cómo me respeto.
Es normal que nuestra autoestima se vea afectada en un momento puntual si nos ocurre algo que toca nuestro ego, pero debemos diferenciar una “emoción puntual” de un “sentimiento” mantenido en el tiempo. Si sientes que valoración hacia ti misma no es buena durante un tiempo prolongado, te invitamos a que trabajes tu autoestima.
Una de las cosas más importantes a la hora de trabajar la autoestima es el cuidado de nuestro diálogo interno, sobre todo en aquellos momentos de adversidad. Por ejemplo, si me despiden de un trabajo porque no he rendido lo que esperaban, no es lo mismo decirme “soy un inútil” que “no estoy en mi mejor momento, la próxima vez lo haré mejor”. Aprender a ser amable con uno mismo puede ser un reto, pero es necesario para mejorar el bienestar.
Por último, te dejamos algunas recomendaciones para cuidar y mejorar tu autoestima:
- Tómate tiempo para conocerte a ti misma: ¿Con qué cosas disfrutas? ¿Con qué situaciones estás incómoda?; ¿Cuáles son tus luces? ¿Y tus sombras?; ¿Qué necesitas para estar bien en esa relación (pareja, amistad, familiar…)? Conocerte es el primer paso para trabajar tu autoestima, ya que ¿cómo podrías querer, admirar y tener en cuenta a alguien que no conoces?
- Conoce y acepta tus sombras. Puedes trabajar en ella si te generan malestar y quieres mejorar, pero teniendo siempre en cuenta que eres un ser humano y no un robot perfecto. Además, como ser humano tendrás algunas limitaciones y reconocerlas está bien. Insistimos: no tienes que ser perfecta.
- Aprende a poner límites. Y esto podrás hacerlo cuando empieces a conocerte y a saber hasta dónde quieres permitir. Los límites nos protegen (tanto externos: hacia los demás, como internos: hacia una misma) y nos ayudan a respetarnos. Te invitamos a que reflexiones ¿cuáles son tus límites? (en esa relación, en el trabajo, en tu familia…). Recuerda que todo lo que sobrepase tu límite, es probable que perturbe tu tranquilidad.
- Elige las personas con las que te relacionas. Es importante que tu entorno te aporte lo que necesitas y te ayude a brillar. Si no, corres el riesgo de marchitarte, como las flores cuando no están en un ambiente adecuado para ellas.
- Si te gustan las relaciones sociales, rodéate de aquellas personas que te nutran, sobre todo en momentos en los que estés mal: estar en contacto con los demás y expresar cómo te sientes te ayudará a sentirte querida y merecedora de atención y cuidados. A tu cerebro le llegará la información de “soy importante” al sentirte escuchada.
- Cuida tu diálogo interno: la narrativa que nos contamos es muy importante ya que tiene una gran influencia en cómo percibimos el mundo y cómo nos sentimos. No es lo mismo machacarnos ante un error “eres un desastre” “así no vas a conseguir nada” que aprender a ser compasivo con uno mismo “no lo hice bien, pero ya está hecho y machacarme no me va a ayudar a solucionar nada”, “la próxima vez lo haré mejor”.
- Refuérzate cuando hagas algo bien o consigas un logro. Si son los demás los que te dan la enhorabuena, agradece y reconócete el mérito (sabemos que a veces cuesta recibir halagos pero para machacarnos no tenemos problema. Vamos a intentar darle la vuelta al asunto).
Queremos recordarte que la autoestima es cambiante, es decir, puede ir variando a lo largo de los años, dependiendo del momento vital y las circunstancias que estés experimentando. Como en cualquier relación, habrá momentos en los que te encontrarás mejor contigo misma y momentos en los que sientas que tu autoestima ha bajado. La terapia psicológica te puede ayudar a revisar qué está pasando en la relación contigo misma y trabajar en algún aspecto, si es necesario. La autoestima juega un papel importante en la calidad de vida que tenemos.